"Nada queda de las vueltas que el tiempo nos dió
todo se fue con el huracan"
Un profundo grito de dolor en forma de huracanado viento rompe el mortal silencio de una fría noche de verano mientras las pocas hojas que aún luchaban por quedarse en la copa, caen lentamente del árbol para finalmente ir a morir al suelo...
El cielo se entristece y posteriormente se humedece, poco a poco al principio, desbocado después, sus lágrimas limpian las muertas conciencias de los desalmados y bañan las oscuras calles de una vieja ciudad más conocida como roto corazón...
No se escucha la música de aquella banda de viejos perdedores que dejaron de tocar, tras vender sus podridos instrumentos, interminables baladas con infeliz final para los corazones solitarios del sargento pimienta y su regimiento...
Las mariposas que con alegría revoloteaban por el interior del estómago, murieron lentamente, convirtiéndose en larvas de un aburrimiento tal, que al eclosionar provocaron el mayor desprecio jamás pronunciado por un ser humano...
Los recuerdos se transforman en afilados cuchillos que se clavan salvajemente en los sentimientos, los besos y caricias, en incómodos artículos de un juego nocturno pasado de moda entre los nuevos comensales sentados a la mesa del desprecio...
A altas horas de la madrugada, resuenan por algún rincón perdido de la calle melancolía, los inseguros pasos de la persona que después de tanto tiempo embriagada por el exquisito perfume del falso amor, se enfrenta sin compañía a la soledad...
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