7/06/2011

Let it be/ The Beatles

 "And when the broken hearted people
Living in the world agree,
There will be an answer, let it be..."

Hoy, 7 de Julio de 2011, hace cuatro años que llegué a casa después de una larga noche fiesta y celebraciones donde el alcohol fue el invitado de honor.
Estaba cumpliendo todos mis sueños como cantante de uno de los grupos jóvenes más punteros de la ciudad y era feliz, salir de fiesta era una auténtica aventura, eran los días de gloria.

A mi lado tenía una novia que me adoraba y me quería de verdad, su escultural cuerpo era un lujurioso dulce que yo tenía el placer de degustar varias veces al día, sin cansarme de él jamás.

Mis amigos de toda la vida seguían donde debían estar, a mi lado, a pesar de reconocer abiertamente que siempre he sido un amigo muy disperso, pero a pesar de mis fallos siempre me quisieron de forma incondicional.
Nunca me había sentido solo, siempre había alguien preocupándose de mi estado anímico y mi sonrisa.

Llegué a casa cuando el sol de la mañana hacía un par de horas que se había posado sobre el despejado cielo veraniego de la ciudad del viento.
Puse música en la cadena y repasé mentalmente el plan del día siguiente, todo en orden, podía sumergirme sin temor en el mundo de los sueños...

El despertador hizo su trabajo y me alertó a las 12 del mediodía, me vestí, preparé una mochila y puse rumbo al lugar fijado.
El coche de mi amigo me recogió a la hora pactada y pusimos rumbo a una finca de ensueño donde nos esperaba un día de relax y tranquilidad mientras los Beatles atacaban su tema Let it be en la radio.

Una vez llegados a nuestro pequeño rincón del paraíso, bañamos nuestros cuerpos al sol, olvidando los teléfonos móviles y el mundo exterior durante unos minutos.
No recuerdo exactamente quienes estábamos, pero había personas que conseguían que no me sintiese cómodo al 100%.


Aún así, el día transcurría según lo previsto, buena bebida, buenos amigos y según parecía, buena comida.


La barbacoa empezó con retraso, sobre las cuatro de la tarde y los buitres no nos hicimos esperar, estábamos hambrientos, conseguí mi hamburguesa con queso y me tumbe en mi toalla.
Uno de los presentes desenfundó una vieja guitarra española y empezamos a improvisar temas clásicos como La Bamba, Twist & Shout, que son la misma pieza pero tocada de forma algo distinta y El estanque de Héroes del silencio.


Sin siquiera haber terminado mi comida el destino quiso o inventó en mi cerebro la imagen de un teléfono.


Me levanté, me dirigí hacía el lugar donde lo había dejado y lo saqué de la mochila, diez segundos después, empezó a sonar.


Era mi tío, me llamaba llorando, pidiendo que bajase corriendo al hospital.


Salí corriendo y le pedí a mi amigo que me acercase hasta el lugar, el salió disparado en busca de sus llaves, yo le tranquilicé con una breve frase "No corras, ya está muerta, solo llévame hasta allí"


En cuestión de un cuarto de hora llegué al hospital, donde me esperaban mi tío y mis abuelos, al verme aparecer mi abuela me abrazó con fuerza mientras lloraba y me decía "Ha muerto en mis brazos", llegué hasta mi abuelo, quien estaba absorto, ningún padre debería ver morir a un hijo, pero la vida se rige por otras reglas bien distintas.
Me giré y allí estaba mi muñequita, de espaldas a mi, con los ojos vueltos hacía la ventana por la que seguro había escapado su alma.
Pedí quedarme a solas con ella, entre en la habitación y me senté frente a la mujer que con 25 años había decidido tener un hijo en soledad y lo consiguió, su proeza más grande había sido yo.
Le cogí de la mano, aún parecía con vida, sus ojitos miraban a su alma escapar e intenté hablar con ella, pero solo pude llorar.


Mi madre estaba muerta y yo solo en el mundo.


Después de tantos meses de lucha, un cáncer decidió acabar con una vida tan bella, el sueño había terminado, ella por fin despertaba a la realidad dejandome a mí atrás.


En ese momento, supe que mi vida había dejado de existir y pertenecerme para siempre.







No hay comentarios:

Publicar un comentario